15 enero 2011

Qué fue de... Spasić

Era un central clásico de la antigua escuela yugoslava. Frío y sobrio, sus puntos fuertes eran la colocación y la técnica, pero no tenía mucha clase ni mucha velocidad. Spasić vio como sus sueños se hacían realidad al fichar por el Real Madrid, pero como muchas veces ocurre, el sueño se convirtió en pesadilla. Considerado como uno de los peores fichajes de la historia del madridismo, este central con ínfulas de lateral izquierdo, rústico y torpón, enamoró al mismísimo Alfredo Di Stéfano.

Pedrag Spasić nació en Kragujevac (antigua Yugoslavia y actual Serbia), el 13 de mayo de 1965. Comenzó su carrera como futbolista en el club de su ciudad natal, el FK Radnički 1923 Kragujevac, y debutó con el primer equipo a los 19 años. Allí permaneció durante cuatro temporadas destacando en el eje de ladefensa hasta que en 1988 el FK Partizan de Belgrado, uno de los equipos más fuertes de la liga yugoslava, se hizo con sus servicios. En el equipo de la capital yugoslava su proyección fue meteórica, tanto que rápidamente se convirtió en capitán del conjunto 'Crno-beli' con el que jugó 55 partidos en dos temporadas en las que ganó una Copa yugoslava (1988–89).

El club de Chamartín buscaba un compañero para Sanchís en el centro de la defensa, y así suplir la baja de Óscar Ruggeri. Así que al término del Mundial de Italia, el Real Madrid, por indicación de Alfredo Di Stéfano, fichó al futbolista por cuatro temporadas, y pagó cerca de 200 millones de pesetas por él (una cifra un tanto desorbitada si se tiene en cuenta que ese mismo verano el club gastaría 100 millones en el rumano Gheorghe Hagi). La contratación del jugador balcánico fue una sorpresa porque el club esperaba firmar a Desmond Walker, defensa del Nottingham Forest. Sin embargo, las negociaciones se rompieron y Ramón Mendoza, presidente del club, apostó por el jugador yugoslavo, quien a pesar de su incipiente calvicie, tan solo contaba con 25 años. Pronto fue bautizado como 'el agente' Spasic, en referencia a su forma de vestir que le otorgaba un aspecto serio y siniestro. Spasić comenzó la temporada 1990-91 como titular, pero su rendimiento no fue el esperado y terminó relegado al banquillo. Aquella campaña disputaría 22 partidos como madridista y convertiría un gol... eso sí, en contra y ante el Barcelona en el Camp Nou. El Real Madrid le declaró transferible y le traspasó al CA Osasuna al final de la campaña.

En las tres temporadas que estuvo en Pamplona, Spasić jugó 88 partidos marcando 3 goles (todos ellos en la portería contraria). Jugó la Copa de la UEFA en la temporada 1991-92 en la que el Osasuna cayó en tercera ronda ante el Ajax de Louis van Gaal, a la postre ganadores del torneo. El rendimiento del jugador en la defensa 'rojilla' no fue malo, sin embargo, para nada se pareció a aquel defensa que tanto había gustado a Don Alfredo, y ya entonces había perdido su sitio en las convocatorias de la selección yugoslava. Al término de la temporada 1993-94, cuando el club navarro desciende a Segunda División, el futbolista recala en el Club Atlético Marbella, también de la división de plata.

El 30 de agosto de 1994, se hacía oficial el fichaje de Pedrag Spasić por el conjunto de la Costa del Sol, cuyo presidente era el excéntrico empresario serbio Bob Petrović, ex músico y ex jugador, quien aprovechando la amistad con el representante del jugador lo firma por una temporada. Durante la temporada que permaneció en Marbella no tuvo suerte con las lesiones ni con los siete entrenadores que desfilaron por el banquillo 'blanquillo', tan sólo disputó 5 encuentros, aun así el jugador fue titular en el tramo decisivo de la temporada y el club andaluz pudo salvar la categoría. Tras su paso más que mediocre por nuestro país, en 1995 decidió regresar al fútbol yugoslavo para fichar por el FK Radnički Jugopetrol por una temporada, pero el equipo descendió a la Segunda División y al término de la temporada se retiró del fútbol profesional a los 31 años.

Internacional por Yugoslavia, jugó un total de 31 partidos en los que marcó un gol. Disputó la fase final del Mundial de Italia'90, en la que jugó como titular los cinco partidos que disputó el combinado balcánico que cayó con Argentina en los cuartos de final. En tierras italianas desempeñó un gran papel, destacando el fabuloso marcaje a Emilio Butragueño en el encuentro de octavos de final frente a España.

Tras su retirada de los terrenos de juego no se ha vuelto a relacionar con el balón. Comenzó a invertir en empresas de distintos sectores y hoy vive alejado de los focos, retirado totalmente del mundanal ruido de la gran ciudad, en en un pequeño pueblo a 150 kilómetros de Belgrado. Los medios españoles han intentado varias veces entrevistarle pero sólo concedió una hace unos años. En ella se mostraba sorprendido con que todavía se le recordara por su error en el Camp Nou. Hay cosas que nunca se olvidan.

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